CCISETA Puno

enlaces

Balance del decenio sobre los pueblos indigenas

Diversos debates se han realizado sobre los alcances de los derechos humaos y derechos fundamentales de los pueblos indígenas en diferentes foros internacionales y los sostenidos en el Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas. Los resultados son parcialmente positivos ante esfuerzo emprendido por las Naciones Unidades, sin embargo no han sido los suficientemente debatidos y conocidos en los pueblos indígenas base.

Los derechos a modo de vida de las pueblos indígenas, al menos en la región altiplanica de Perú y Bolivia siguen siendo mellados en cuanto a su decidir su propio auto desarrollo y derecho a tener un ambiente sano con equilibrio ecológico.

Todavía se practica de parte de los gobiernos una planificación vertical y no horizontal como es el deseo de estas poblaciones.
La muestra clara es que muchos de los territorios son declarados zonas de reserva nacional, es decir de interés nacional y otros son dados a concesión a empresas transnacionales, sin ni siquiera haber consultado a los pueblos indígenas que habitan por generaciones en estos territorios ancestrales. Los cuales han dado lugar a la transculturización y por ende la pérdida de sistema de valores creencias ancestrales practicadas por generaciones.

Por tanto, la cuestión de territorialidad sigue siendo crucial. El desarrollo económico nacional ejerce presiones sobre los territorios que aún están en poder de los pueblos indígenas. Se han identificado como zonas de importancia vital tierras baldías o zonas boscosas del interior que antes se consideraban de escaso valor económico, político o militar. Esa evolución puede afectar a la economía, el hábitat y los sistemas sociales, religiosos y culturales de los pueblos indígenas.

La comunidad mundial ha reconocido hace tiempo que las culturas y los idiomas peculiares de los pueblos indígenas forman parte del patrimonio cultural de la humanidad y merecen ser protegidos. Mucho más que un medio de comunicación cotidiana, el idioma es el medio de transmisión de la cultura y la identidad. Sin embargo, las organizaciones que defienden los derechos de los pueblos indígenas señalan casos en que los sistemas de educación se utilizan para forjar naciones de un solo idioma, historia y cultura. En consecuencia, conservar nuestra identidad cultural y participar en la vida política, económica, social y ambiental, es hacer valer nuestro pleno derecho y respeto dentro de los valores democráticos de una Nación y que en ellas se incluyan los valores socio-culturales y formas de organización social ancestral (ayllu) de nuestras comunidades.

Finalmente, participar en la vida democrática no necesariamente es reconocimiento de nuestros derechos, sino que debe ser una participación efectiva como actores políticos con voz propia. Para ello, se requiere que las comunidades promuevan su futuro sustentable en bases a su sus recursos naturales renovables como ‘bienes de uso’, y, de ninguna manera, “bienes de cambio” como establece la racionalidad empresarial de explotación extensiva. O arrojar la basura producida por las ciudades en las comunidades agudiza el deterioro y la contaminación ambiental.