CCISETA Puno

Multitudinaria movilización por la defensa de la totora, el llacho y el lago Azul

Por: Fortunato Escobar
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Las calles de la histórica ciudad de San Carlos de Puno, el día miércoles 17 de noviembre, tal como estuvo previsto fue invadida por las comunidades indígenas/ campesinas del área cincunlacustre del lago Titicaca, quienes gritaron a toda voz “sin nuestro lago, nuestra totora, y sin la tierra somos huérfanos, por que ella es nuestra madre y es nuestra obligación moral defenderla”. “El miedo se acabo es hora de defender nuestra totora”.

La Totora es nuestro, porque nosotros los sembramos al igual que nuestros antepasados, el INRENA y la Reserva Nacional del Titicaca no pueden ni tienen la autoridad para decidir que hacer con ella. Los totorales son los ropajes de nuestra PachaMama y QutaMama, por ello, los defenderemos si es posible con nuestras vidas como lo hicieron nuestros antepasados, enfatizaron.

A partir de la fecha, está completamente prohibido el ingreso de los agentes del INRENA y de la Reserva Nacional del Titicaca a nuestros territorios, manifestaron sus activistas durante la movilización. De hacerlo serán encarcelados en los calabozos comunales y juzgados según nuestras costumbres ancestrales, que es la justicia comunal aprobada por consenso.

La multitudinaria movilización estuvo conformada por dos sectores importantes: los Uros (conformado por 17 comunidades dos anexos y 3 de Chulluni), quienes abandonaron sus Islas Flotantes encabezado por su líder Juan Coila Vilca para dirigirse a la tierra firma (la ciudad de Puno), para ellos, utilizaron sus legendaria basas de Totora, al igual que sus antepasado como el único medio de transporte, que les sirve además de muralla y de escape.

En tanto, que por el otro Sector, las comunidades originarios de Ramis, Pusi de la provincia de Huancané encabezados por líder Tito Callata, son los constructores de los legendarios Patucos de barro que resiste las más fuertes inclemencias de la naturaleza como las inundaciones fluviales. Por la lejanía del lugar, no pudieron llegar en sus balsas, sino utilizaron diferentes unidades móviles quienes iniciaron su viaje desde las 3 de la madrugada del mismo día.

Los primeros, étnicamente descendientes de los Aymras Lupaqas y los segundos Quechas Qollas; ambos étnias son descendientes del desaparecido “Taypiqala” (el Tiahuanco) que fue uno de los más grandes estados de América precolombina, que perduraron por cerca de un milenio.
La plaza principal de la ciudad de San Carlos de Puno estuvo casi repleto por cerca de 4500 indígenas. Pero esta vez, la plaza no fue llenada por políticos de antaño con propósitos clientelares, que comúnmente traslada a los indígenas pagándoles sus pasajes y repartiendo pan, alcohol y algunas migajas para ser exhibidos como objetos folclóricos bajo los supuestos apoyos políticos.

La multitudinaria movilización, desvirtúa totalmente lo vertido por las voces oficiales de la Reserva Nacional publicada en el Diario Correo de Puno el 01 noviembre del presente año. Cuando menciona “que el pedido de los isleños no tiene ningún asidero, por tanto, no podrá ser complacida (…) como capricho de pocos”, el capricho de 130 familias no puede sobre ponerse sobre más 5 mil beneficiarios (pag.6). Esas 130 familias fueron cerca de 4500 personas quienes no esperaron ser pagados, sino que se movilizaron por convicción propia.

Hace solamente una semana (el 8 de noviembre) hubo otra movilización que no sobrepasaba de 200 personas, estas fueron inducidos por la Reserva Nacional del Titicaca quienes demandaron que la Reserva y el INRENA no ceda al deseo de 130 familias de los Uros. Estas expresiones, pretendían desacreditar a las justas aspiraciones del Pueblo Uro. Sin embargo, el propósito oficial fue respondida en la movilización del 17 de noviembre con un pedido rotundo de la renuncia inmediata del Jefe de INRENA y la de la Reserva Nacional del Titicaca y junto a ella, la derogatoria del D.S. 185-78-AA por no cumplir esta norma con los objetivos de conservación ambiental, uso racional, ni con beneficiar social y culturalmente de los Pueblos e los totorales. Asimismo por no haber sido el mismo informado, consultado ni consensuado por ellos, tal como los ordena el derecho internacional.

La movilización, servio para reiterar el pedido de los Uros para ser, por voluntad propia “Reserva Comunal” que no sale del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, ni se opone a los objetivos de conservación ni viola los derechos fundamentales de las otras comunidades, sino sólo el derecho a definir su modelo de desarrollo basada en la auto administración.

En sí, la demanda de los habitantes del área cincunlacustre del Titicaca, según la declaración aprobada por aclamación y firmada por sus líderes, proponen como salida y para deslindar con organizaciones de “Comités de Conservación de la Reserva Nacional”, se implemente la “Consulta Previa” para definir la vigencia de la Reserva Nacional del Titicaca. Pero que esta de ser efectuada de “buena fe” y por separada a cada comunidad afectada su deseo de libre adhesión (de consentimiento) de conformidad a lo dispuesto por el artículo 43.1 del Reglamento de la Ley de áreas Naturales Protegidas (Ley 26834) mediante procesos transparentes, tal como los dispone el Convenio 169 de la OIT.

Dentro de este contexto, la movilización del 08 de noviembre promovida por la Reserva Nacional del Titicaca, que trasladaron a los indígenas/ campesinos cual se fueran los políticos de antaño con movilizar a los integrantes de los comités de conservación; a quienes los habrían pagados los gastos de traslado y alimentación, con el único objetivo de desacreditar al pueblo URO. Sin saber ellos, que ese mismo día en la Isla FOROBA, se reunían las otras comunidades usuarias de la Totora para proponer la firma de la “Declaración de los Lupaqas y Qollas por la defensa de los bosques totorales, el llacho y el Oro Azul”. Ocasión en las que constituyeron el comité regional lucha por la defensa de totora y el llacho como un ente centralizador para sus demandas.

Constituido el Frente Regional de Defensa de la Totora, el llacho y el derecho al territorio, ratificó la necesidad de convocar a un paro en la Isla Flotante en los Uros, junto al Sector Ramis, efectuar una movilización de protesta contra los Agentes de la Reserva Nacional del Titicaca y el INRENA, por los continuos abusos de poder y el uso de viejos métodos de intimidación, psico social policiaca y racista, obligándoles los indígenas/ campesinos a que soliciten permiso para cortar sus propios totorales dentro de sus propios territorios y de pretender enseñarles formas de conservación cuando esta no le es ajeno.

Esta movilización, me hizo recordar la sublevación de José Gabriel Condorcanqui Noguera “Túpac Amaru II”. La sublevación de esa época fue una respuesta contra los abusos que cometían los Corregidores en el cobro del tributo y las injusticias que cometían en el sistema de los repartimientos mercantiles. Lamentablemente sus estrategias y la traición de su propia gente por ambiciones de liderazgo y poder lo llevo a la horca a la familia de Tupac Amaru para terminar el descuartizado por cuatro caballos montados por soldados españoles tirando en cuatro direcciones; al no poder descuartizarlo, se le corto la lengua y se le decapitó el 18 de mayo de 1781.

La muerte de Tupac Amaru, no acabo con las rebeliones; ese mismo año (1781) los indígenas de Chuquisaca y Oruro se levantaron en armas, en marzo Tupiza, La Paz, Jujuy y en Puno. En esta última, Puno, fue liderada los Pedro Vilcapaza en estrecha coordinación con los Katari que llegaron a tomar (sitiar) la ciudad de Puno y La Paz habitada por españoles, radicalizando el contenido programático de la revolución. La toma de la ciudad de Puno, según expresan algunos historiadores terminó, cuando los españoles sacaron a la virgen de Candelaria, los indígenas al ver sus ropajes brillasos los habrían abandonado el cercado la ciudad, en honor a este milagro, en febrero de todos los años, los puneños aun veneran a la virgen bajo este imaginario.

La lectura de estos hechos, comparada con la masiva movilización (17 de noviembre) de los Quechuas y Aymaras y la otra movilización de la semana pasada (08 de noviembre) encabezada por un grupo minoritario no mas de 200 personas manejadas directamente por los agentes de la Reserva Nacional del Titicaca. Para la historia de nuestros pueblos se desprende dos hechos contraproducentes de manera puntual:

a) En el pasado fue la construcción rivalidades existentes entre la nobleza indígena, quienes a pesar de compartir los mismos abusos, estaban contra el liderazgo del movimiento, es decir contra Túpac Amaru. Actualmente, el liderazgo de los Uros y los Ramis tienen de adversarios a sus propios hermanos de descendencia de los tiahuanacotas. Ambas a pesar de tener un solo adversario como las pretensiones del INRENA de hegemonizar, el control y las formas de conservación que no son ajenas a estos pueblos.

b) Las rivalidades étnicas entre las comunidades, en el pasado fue hábilmente aprovechada por los españoles para reforzar sus ejércitos y poder acabar con la insurrección de Tupac Amaru II. En la actualidad, los agentes que representan al Gobierno utilizan la misma maniobra para continuar sometiéndolos tanto cultural y físicamente con las formas monótonas de conservación y uso racional cual si esta fuera ajeno a las comunidades de los totorales. Para ellos, no dudan en implementar normas que menoscaban los derechos fundamentales de los Pueblos Indígenas, como el caso último de implementar los cobros por picho de totora. Es decir el cobro de impuestos de uso, todo al estilo de cobro de tributos del nefasto pasado y sobre todo de enfrentarlos entre los mismos indígenas.

Finalmente, la revalidad fabricada por los agentes de la Reserva Nacional del Titicaca ha servido para enfrentar entre las mismas comunidades. El resultado, exacerbación de los conflictos sociales y ambientales. En suma, ahora intervienen en el conflicto tres actores (entre comunidades y el gobierno), de dos que existían anteriormente (comunidades y gobierno); lo que implica, que la posibilidad de resolución conflictos sea mucho más difícil con conciliar tres posiciones en lugar de dos que existían anteriormente.

Además, la exacerbación de los conflictos contraviene no sólo contra los objetivos ambientales de la comunidad internacional, como los Objetivos del desarrollo del Milenio; sino sobre todo, atenta contra las normas ancestrales de conservación, uso racional y la participación justa y equitativa entre todos los hombres y mujeres los totorales. Al mismo tiempo, las formas unilaterales de conservación de los Recursos Naturales del lago Titicaca rompe la tradición de dualidad de “derecho” y “responsabilidad”. Un derecho que obstruye la continuidad histórica y cultural y a sus territorios ancestrales; y tanto que el abandono de la responsabilidad moral, es consecuencia de la ruptura de relación armoniosa con lo material y lo espiritual dentro del sistema bio-cultural inducida por los agentes controlistas y racistas del Gobierno.

En fin, la declaración referida, tiene una demanda, su decisión de pertenencia étnica y también ofrece salida viable basada en la consulta previa, sin tener que renunciar a sus legítimas aspiraciones; que implica definir su propio desarrollo y sus propias formas de vida; el control, uso, manejo, administración y disfrute de los recursos naturales entre todos los hombres y mujeres de los totorales ubicadas en el área circunlacustre entre Acora, Puno y Huancané.

Territorio de los Aymaras y Quechuas, Noviembre 24 del 2004