CCISETA Puno

Alarma ancestral: folclorismo o fuente de sustentabilidad del desarrollo

Por: Fortunato Escobar
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El pasado 26 de diciembre del 2004 la comunidad internacional se vio enlutada por el accionar de una de las peores catástrofes de la humanidad. En el que murieron más 220 mil personas y un innumerable cantidad de heridos entre lugareños y turistas bajo la fuerza de las olas en las costas del sur de Asia.

. Como si este fuera atípico, la prensa internacional con gran sorpresa e incredulidad difundió (Diario, DPA, Nueva Delhi). Que un aparente de sistema de “alarma ancestral” evitó la muerte de tribus indígenas. Supuestamente porque el estruendo (escándalo) de los elefantes salvajes, que de pronto ascendieron hacia el interior de la isla, el chillido (gorjeo) de los pájaros, el llamativo inusual comportamiento de los delfines y las iguanas, “salvó al parecer a las tribus autóctonas de las islas indias de Andaman y Nicobar de los mortales tsunamis que asolaron el sur de Asia”.

Obviamente, la prensa dio a conocer que hubo algunos muertos entre los indígenas, pero contrariamente a los primeros temores, todas las tribus sobrevivieron, según los han descrito los antropólogos que cubrieron el sitio.

Ciertamente, la prensa internacional, que dio cuenta que las tribus existentes en el lugar de la tragedia estaban seguras, porque ellas, siguieron rápidamente las señales de advertencia de la alarma ancestral, practicadas por generaciones al igual que los animales que sobrevivieron.

Por tanto, cabe la pregunta ¿qué pasó con el sistema de alarma de la “modernidad para prevenir los sismos”? y ¿cuál es la diferencia entre la alerta de la modernidad y la alarma ancestral o mejor dicho cuál es la ventaja de uno u otro?. Ciertamente, la prensa y los antropólogos que estuvieron en el lugar, aciertan cuando dicen que “los animales poseen un enorme sentido del oído y pudieron oír la llegada del tsunami desde la lejanía o advertir el cambio de la presión atmosférica”.

La advertencia de alarma ancestral de peligro no sólo fue para los grupos indígenas, sino también, para la mayoría de animales silvestres, los mismos que guiados por su instinto se internaron selva adentro. Las olas que penetraron hasta tres kilómetros y medio en la reserva natural de la isla no pudo darles alcances y por tanto no hubo informes sobre animales muertos. Es así como los animales y los indígenas de Andaman y Nicobar, obedecieron el “sexto sentido” de los animales que es conocido y practicada por los Pueblos Indígenas por generaciones, transmitido vía oral, por ende forma parte de sus habitus naturales.
En tanto que la alarma científica de la modernidad para prevenir los sismos y maremotos no pudo hacerlo o porque simplemente no funcionó. Y mucho peor todavía el alarma de la modernidad no podría ser entendida por la vida silvestre, mucho menos podrían ser incorporadas en su instinto natural.

¿En qué se asemeja lo ocurrido en Asia con los pueblos andinos como el nuestro?

Ciertamente, las diversas señales comprendidas como alarma en el mundo andino es un hecho práctico y verificable. Uno fácil de verificar y al alcance de todos, es el comportamiento de las gallinas domesticadas en las familias indígenas/campesinas, y los otros pájaros que pueden sentir desde lejos la amenaza de algún cazador como el águila. Inmediatamente lloriquean (chillido) cual se fuera el alarma de los bomberos que se trasladan para el auxilio de desastres y todos a la vez corren y se ponen a buen recaudo. Y es también cuando sus amos salen en su defensa advertido por el chillido. Pero, no lo hacen cuando el águila haya descendió sino cuando esta a una distancia lo suficientemente alejada antes de su descenso. ¿Cuál es la señal, cómo advierten los animales lo que no puede se advertida los humanos?. Es la fineza de los oídos de los pájaros que escuchan el desliz del águila.

Otra de las experiencias, es la actitud de los pájaros acuáticos y terrestres en sus formas de fabricar sus nidos a una altura determinada sobre la vegetación, ella, es una señal de que el año será lluvioso y por ende prevén inundaciones. Al igual que si esta al tope o al ras del suelo es señal que será un año de sequía o será un año irregular de lluvias.

Por tanto, los animales silvestres sí poseen un enorme sentido del oído y es la razón por la cual pudieron oír la proximidad de llegada del tsunami en Asía desde la lejanía o advertir el cambio de la presión atmosférica. En suma el “alarma ancestral si fue efectiva y los seguirá siendo mientras la modernidad y el proceso de globalización no se encargue de sepultar las sabias enseñanzas de los ancianos” propia de las culturas originarias.

Pero no solo eso, el alarma ancestral en los andes, en la amazonia se distingue por el crecimiento inusual o las mal formaciones de las plantas silvestres en ciertas estaciones del año calendario.

En verdad, existen otras señalas como la postura insólita de los huevos en lugares secanos, acuáticos, cubiertos o descubiertos; en el aullido de los lobos, perros, zorros, zorrinos, aves y demás animales silvestres; el chillido de animales salvajes como la vicuña, el Huanuco o la pelea de aves seguirá siendo una sabia enseñanza y un desafío para la modernidad para aprender o intentar entender la expresión de la tradición. En fin, existen muchas señales y lecturas que pueden ser conjuncionados a la modernidad, sin que ellos signifiquen la superioridad del saber científico sobre el saber local, si bien dormido para despertarlos.

¿Por qué es importante entender las alarmas ancestrales ?
Desde generaciones, los pueblos indios/campesinos de los andes, durante las noches oscuras se mueven y orientan cuando no existe señales de luz, han aprendido a guiarse de sus animales de carga como de sus llamas, las que posteriormente utilizados los caballos y burros que lleguen a sus destinos sin temor a perderse. El sentido común, permite a los animales no se desvíen de sus rutas habituales. Así como los hermosos gatitos que recorren kilómetros y millas por las punas en busca de sus amos para finalmente encontrarlos en los otros lugares donde se trasladen por rotación de cultivos. ¿Pero qué guía a estos hermosos gatitos y cuál la estrategia para no perderse dentro de los pajonales de lo andes cual se fuera un bosque virgen?.

En fin, la visión de mundo andino tanto de hombres y mujeres junto a su entorno natural, es el imaginario de convivencia en un mundo vivo, donde no hay poderosos ni autosuficientes; todos se necesitan, unos a los otros, para vivir. El mundo es la totalidad, integridad diferente y diferenciada, “todos son sujeto nosotros” dentro de la diversidad. Es decir, no sólo el hombre, los animales y las plantas tienen vida, sino también, las piedras, los ríos, los cerros entre otros como sentido holísto. Solo así, es posible entender y de percibir el “alarma ancestral” y puede ser usado como una potencialidad para convivir dentro de este imaginario. Pero no solo eso, sino también estas pueden ser usados por la modernidad como una potencialidad de sustentabilidad del desarrollo. Dado que está demostrado que la sabiduría de sus pueblos ancestrales pueden se usados no sólo para el beneficio de las actuales generaciones sino también para el futuro de la humanidad y armonice con la naturaleza. Este último, como una forma ancestral de conservación ambiental y uso racional de los recursos naturales; y al igual que al acceso y reparto equitativo entre sus agentes.

Por tanto, lejos de avenencias retóricas de los Pueblos Indígenas y las comunidades locales pueden potenciar a contribuir con el reestablecimiento del equilibrio ecológico, que se ha perdido por el desconocimiento de la naturaleza. Los sabios ancianos de los Pueblos Indígenas aseguran que cuando el hombre conozca y sienta su propia naturaleza y la de su entorno será capaz de reestablecer el equilibrio ecológico y la salud personal y social.

De modo que, se tiene la imperiosa necesidad de conservar la oralidad y las prácticas consuetudinarias de las comunidades locales. Considerando que la tradición no es una curiosidad científica o un romanticismo (folclórico) desfasado, sino que obedece a razones prácticas como las que hemos señalado y otras podrían permitir reestablecer el equilibrio socio ambiental.

Dentro de este contexto, la “cuestión cultural” o el saber local de las comunidades indígenas se convierte en un elemento central de conservación que puede posibilitar rescatar, valorar y revalidar las diferentes manifestaciones socio culturales para que ellas se convierta en una herramienta “instrumental” para garantizar la conservación y el “uso racional” de recursos para beneficio de las actuales y futuras generaciones.

Territorio de Aymaras Lupaqas y Quechuas, 02 de febrero del 2005